La idea que envuelve y sobrepasa a todas las demás ideas.
Cuando los pensamientos intrusivos se vuelven, muy negativos, perturbadores, extraños desagradables o inquietantes, se vuelven inmanejables, repetitivos, la persona quiere controlarlos, eliminarlos, es cuando consideramos que empiezan a tomar la calidad de obsesión.
Dado que se puede tener y sentir una intensa preocupación por cualquier asunto, la lucha por eliminarlas puede hacer que se vuelvan paralizantes, severos y estén constantemente presentes.
Los pensamientos intrusivos no deseados pueden ser muy explícitos, y muchas personas se sienten avergonzadas y preocupadas por ellos, y por lo tanto los mantienen en secreto (Winston & Seif, 2017).
Es común en el TOC, tener pensamientos que uno considera vergonzantes, que sabe que no son suyos y que uno no sepa explicar que sabe que no son ciertos, pero la duda le hace dar valor a ese pensamiento. Esto hace que sea difícil pedir ayuda y ocurre con mas agravio si la obsesión es sobre una temática poco o nada aceptada por la sociedad.
Esto se debe a la metacognición realizada de una manera disfuncional, el pensar sobre lo que yo pienso, es interpretar o juzgar lo que uno piensa, es lo que vuelve al pensamiento intrusivo desagradable en un componente obsesivo aversivo. La idea de que somos lo que pensamos, los lleva a interpretaciones muy desajustadas de la realidad. En el momento de verlo como una amenaza o peligro, es cuando se convierte en obsesivo.
Algunas personas se sienten responsables por lo que piensan o sienten, teniendo la idea errónea de que por pensar varias veces algo es más probable de qué suceda. Desde un punto de vista de las variables cognitivas, estas personas poseen esquemas disfuncionales exagerados.
Lo que las personas suelen intentar hacer en estos casos, es controlar, intentar suprimir o eliminar estos pensamientos. Desafortunadamente, como muchos estudios han demostrado, la supresión de pensamientos no funciona (Wegner y cols, 1987, Wegner, 1994, Salkovskis y Reynolds, 1994, Wegner y Gold, 1995, Patrie y cols, 1998, , Wenzlaff y Wegner, 2000, Marcks y Woods, 2005).
La reiteración de la anulación del pensamiento, el malestar tan alto que genera dicha imposibilidad, es lo que lo multiplica, dando más consistencia, credibilidad, y por tanto, lo convierte en obsesión.
Las obsesiones se clasifican comúnmente en subtipos entre la comunidad TOC para ayudar a realizar un diagnóstico diferencial lo más ajustado posible, tanto al modelo cognitivo de la persona, a su procesamiento de la información, a las carencias afectivas de las que parte, es decir nos ayuda a ir identificando aspectos que subyacen a las obsesiones.
Las más comunes son:
- Necesidad de orden y simetría.
- Miedo a la suciedad o a la contaminación por gérmenes.
- Duda excesiva.
- Miedo a pensamientos pecaminosos o malos.
- Miedo de cometer un error.
- Miedo a lastimar a otra persona
- Pensar en actuar inapropiadamente o gritar obscenidades.
Los pensamientos intrusivos no deseados pueden ser muy explícitos, y muchas personas se sienten avergonzadas y preocupadas por ellos, y por lo tanto los mantienen en secreto (Winston & Seif, 2017).